jueves, 29 de julio de 2010

Unexpected Twist

Hola!!! cuenta tiempo, creo que esta vez me he pasado bastante... en fin, vuelvo a esto del blog, porque quiero ampliar mis horizontes. Después de haber fracasado con mi intento de postear Moonless, mi fanfic de crepúsculo (no por anda, si no porque no me apetecia NADA subirlo) he decidido volver a intentarlo con otro. Este se llama Unexpected Twist (giro inesperado) el cual ya está colgado en la página web de fanfics de just cullen. Allí, mi nombre el Shadowhunter, así que no os preocupes por nada. Lo aviso porqué sé que hay gente buena que se preocupa por los demás y que denuncia con la mayor rapidez posible los plagios. Os lo agradezco a todo el mundo que lo hace ;) Bueno, os dejo un breve resumen y el primer capítulo. ¡ESPERO QUE OS GUSTE!!
pd: este capi empieza con un trocito de amanecer que he cambiado vale?? feliz lectura!!


Resumen:
Hace seis años, Nessie se salvó de la catástrofe de los Vulturis gracias a Jacob. Ahora que ha vuelto a Forks para ver lo que queda de la existencia de su difunta familia, se da cuenta de que algo no marcha bien. Cosas que han desaparecido, otras que no están donde sus dueños los dejaron, y el extraño comportamiento de Jacob. Todo esto le lleva a preguntarse: ¿Qué pasó realmente con los Cullen?

CAPÍTULO 1: The begining
Aro nos dio la espalda una vez más y se puso de cara a los otros dos ancianos. Los tres se tomaron de las manos hasta formar un triángulo velado de negro. Otros dos testigos de los Vulturis desaparecieron de manera sigilosa por el bosque cuando Aro centró su atención en el silencioso conciliábulo. Deseé por su bien que fueran de pies rápidos.
Había llegado el momento, con cuidado, solté los brazos de Renesmee de mi cuello.
- ¿Recuerdas lo que te dije, cielo? - se le llenaron los ojos de lágrimas pero asintió.
- Te quiero - me dijo. Edward nos miraba con sus ojos de color topacio muy abiertos, y Jacob hacía lo propio con el rabillo del ojo de sus grandes ojos negros.
- Yo también te quiero - le aseguré. Le acaricié el medallón. - Más que a mi propia vida.
Jacob soltó un sonido quejumbroso mientras yo besaba la frente de mi hija. Me puse de puntillas y susurré en la oreja del lobo:
- Espera a que estén distraídos para huir con ella. Vete lo más lejos posible. Cuando te hayas distanciado lo suficiente para poder caminar como hombre, Renesmee lleva todo lo necesario para poder manteneron y escapar.
Los rostros de Edward y Jacob eran el vivo retrato del horror a pesar de que uno de ellos era el de un animal. Renesmee alzó las manos en busca de su padre. Él la tomo en brazos, Se abrazaron el uno al otro con fuerza.
- ¿Era esto lo que me ocultabas? - me preguntó con un hilo de voz.
- A ti no, a Aro. - susurré.
- ¿Fue cosa de Alice?
Asentí.
Edward abrazó a Renesmee aun más fuerte si podía. La besó en ambas mejillas y en la frente y la depositó con sumo cuidado en el lomo de Jacob. Ella se mostró reacia a soltarle del cuello de la camisa pero finalmente lo hizo. Jacob me miró, sus enormes ojazos negros estaban nublados por la pena. Me abracé a su cuello y enterré la cara en su pelaje, como hacía antes. Si hubiera conservado la capacidad de llorar, ahora el pelaje de Jacob estaría todo empapado. Él frotó su hocico contra mi mejilla un par de veces. Cuando me aparté, vi en sus ojos la muda promesa de que cuidaría a mi niña. Se lo agradecí con el alma. Edward también se despidió de Jacob, como si hubiera olvidado toda la rivalidad entre ellos del pasado. Jacob hizo lo mismo. Sobre el lobo, Renesmee reclamó mi atención. Me acerqué a ella y posó su manita contra mi mejilla. Me mostró una imagen de ella misma dándome su colgante, para que yo tuviera algo suyo y así no olvidarla. Con una sonrisa cansada, aparté su mano de mi cara y la besé.
- No necesito nada para no olvidarme de ti, mi niña. Siempre te llevaré en mi corazón.
Renesmee hizo acopio de valor y volvió a tragarse las lágrimas mientras asentía. Edward se reunió conmigo y me abrazó por la cintura. Jacob dió unos pasos hacia atrás para dejarnos a solas. Mientras mi esposo me decía palabras de amor al oído, nuestros amigos se despedían, algunos en silencio, otros con llantos sin lágrimas. Correspondí a las palabras de Edward y él me besó, no con pasión, sino con ternura. La pasión no cabía en un momento como aquel. Sin embargo, fue el mejor de nuestros besos, tal vez porqué quizás era el último. Una parte muy pequeña de mi cerebro, probablemente la más cruel, se alegró de que el final de mi existencia fuera junto a la persona a la que más amaba en el mundo. Eso era o muy cruel o muy romántico. Aro carraspeó y todos nos volvimos hacia él. El triángulo se había desecho y ellos habían adoptado la misma forma que antes. El primero en hablar fue Cayo:
- La cría es una incógnita y no existe razón para tolerar la existencia de semejante riesgo. Debemos destruirla a ella y a cuantos la protejan.
Marco, el siguiente en hablar, alzó sus ojos cargados de desinterés:
- No veo un peligro tan inmediato. La chica es bastante segura por ahora. Siempre podemos evaluarla otra vez más adelante. Dejémosles ir en paz.
Emití un suspiro de alivio cuando Marco dejó de hablar. Pero un apretón en mi mano por parte de Edward, me hizo ver que era pronto para cantar victoria. Después de todo, aun faltaba el voto de Aro.
- Mio es el voto decisivo entonces. - dijo sin eliminar el entusiasmo en su voz. Él siguió hablando. - Estoy de acuerdo con mi hermano Marco que la cría no parece ser peligrosa. Pero también estoy de acuerdo con Cayo en que no tenemos forma de saber cómo será en el futuro. Ya que nuestra querida Alice, no parece ser capaz de verla ¿No es así, querida?
- Así es, Aro - susurró Alice.
- Aunque ambos argumentos son muy persuasivos, me veo obligado a inclinarme hacia uno de ellos... El cual es el sentido de mi voto.
Entonces, junto a mi, Edward rugió como un león enjaulado. Él ya sabía cual era el sentido del voto del lider Vulturi. No necesité nada más, me volví hacia Jacob.
- ¡¡Vete!! - le chillé - ¡¡Ahora!!
Él tampoco necesitó que yo lo repitiera más veces. Con un aullido lastimero, se dió la vuelta y se encaminó hacia la oscuridad del frondoso bosque. Renesmee se volvió otra vez hacia mi. Sus ojos achocolatados se clavaron en el fondo de mi alma y no se borrarían hasta el último minuto antes de morir... que no tardaría mucho en llegar.

Nessie POV
Seis años después...
- Ness no tienes porqué hacer esto...
- Quiero hacerlo. Necesito saber que queda... - cogí una gran bocanada de aire y abrí la puerta de la mansión blanca. Una gran bocanada de polvo impactó en mi cara y me hizo toser. Jacob posó una mano en mi hombro pero yo me aparté entrando un poco más en la casa. Recorrí con la vista todo: Los cuadros de las paredes, los muebles medio roídos cubiertos por sábanas blancas, el piano... El piano. Me acerqué hasta allí y alcé la tapa. El brillante negro que lo recubría estaba lleno de polvo haciendolo parecer gris. Me senté en la banqueta, que crujió ante mi peso como si se estuviera quejando por haberla despertado después de seis años. Puse las manos sobre el polvoriento marfil e intenté tocar aquella nana que papá tocaba siempre para mamá y para mi. Cada nota sonaba como el roce de las uñas en una pizarra y cada ver que sonaba ese sonido mis ojos se llenaban de más lágrimas. Al final no pude aguantarlo más y dejé de tocar. Bajé la vista al suelo.
- Está desafinado - expliqué. - Papá no hubiera dejado nunca que el piano se desafinara... - volví a bajar la tapa del piano y me diriguí hacia el piso de arriba, pasando junto a Jacob e ignorando la mano que él me tendía. Subí las escaleras lentamente, dejando que mi mano acariciara suavemente la barandilla de caoba. Pude notar las pequeñas partículas de polvo que se aderían a las palmas de mis sudorosas manos. Jacob no me seguía. Cuando llegué al descansillo del segundo piso, me diriguí hacia el despacho de Carlisle. Mis ojos vagaron por las pinturas que decoraban las paredes. Inevitablemente, me encontré con la de Carlisle y os Vulturis en Volterra. Lo único que me impidió desgarrarla fue que mi padre no hubiera estado de acuerdo con aquel comportamiento. O quizá si, pero por si acaso mejor no hacerlo. me senté en la gran butaca negra que estaba detrás del escritorio. Abrí el primer cajón. Allí había cosas como el taco de recetas, propio de cualquier doctor, el estetoscopio, informes médicos... En el segundo cajón, había una carpeta donde estaba escrito mi nombre. En ella se reflejaban las medidas de todos los días y los centímetros que crecía, además de los progresos que hacía como andar, hablar, leer... Crré el cajón con fuerza y puse los brazos sobre la mesa, enterrando mi rostro en ellos. Suspiré. Un rato después, salí de la habitación. Recorrí el pasillo hasta llegar a la habitación de Alice y Jasper. Todo estaba igual que siempre. Abrí el armario... y me extrañé. Allí no había ropa a excepción de un par de camisetas y tres pantalones, posiblemente todos de Jasper. Un poco más al fondo, había tres pares de zapatos que Alice habría llevado un par de veces, pero faltaban todos los demás. Tampoco estaban los zapatos de Jasper. Salí corriendo de allí y me metí en la habitación de Emmett y Rose. Abrí el armario: nada. Allí no había nada. Miré en las mesillas de noche, donde normalmente Rosalie guardaba sus joyas. No estaban. En el escritorio, había unas cuantas fotos pero faltaban dos: una de la boda de ambos y otra que todos teníamos de toda la familia junta. Salí al pasillo de nuevo con la intención de ir a la antigua habitación de mi padre cuando me dí cuenta de algo. Me quedé mirando fijamente a la pared blanca del pasillo.
- Jacob... - le llamé sin alzar la voz. Estuvo detrás de mi en un instante.
- ¿Qué ocurre? - pregunté extrañado.
- No está... El crucifijo del padre de Carlisle, el de madera... no está...
- Bueno, no te preocupes, quizá Carlisle lo quitó antes de que llegaran los Vulturis....
- No - le interrumpí -. Recuerdo que estaba aquí, nadie lo quitó. Además, eso no es lo único que falta. Falta ropa, las joyas, fotos...
- Quizá fue Charlie, que vino a por las cosas...
- No - volví a interrumpirle exasperada - Si fuera así, Charlie se hubiera llevado todo, no se hubiera dejado las cosas por ahí...
De repente tuve una revelación y fuí practicamente volando hasta la cabaña. Podía oir a Jacob corriendo detrás de mi. Abrí la puerta con mi llavé y fui directamente hasta la habitación de mis padres... Estaba vacía. Bueno, no totalmente vacía. La cama, el armario y los demás muebles seguían ahí pero la ropa de mamá, los CD's de papá, las fotos, los albumes de fotos. No había nada de eso. Ni siquiera estaba el libro de Cumbres Borrascosas que siempre estaba en la mesilla de mamá. Las lágrimas hicieron acto de presencia en mis mejillas.
- Nessie ¿estás bien? - ignoré su pregunta.
- Alguien ha estado aquí. Alguien se ha llevado sus cosas... - las lágrimas desaparecieron tan rápido como aparecieron ante la idea que se empezaba a formar en mi mente. - ¿Y si han sido ellos? ¿Y si alguien de la familia sigue vivo y ha venido a por las cosas? ¿Y si...?
- Es imposible - el rostro de Jacob reflejaba dolor y pena - están muertos. Quizá Charlie o alguien de la manada ha venido y se ah llevado las cosas. Llevamos mucho tiempo sin venir por aquí...
- Pero ¿y si realmente son ellos? ¿Si hay una pequeña posibilidad de que estén vivos...?
- No lo están, Nessie. - dijo negando la cabeza. - ¿No crees que si estuvieran vivos hubieran venido a buscarnos?
- Quizá no puedan. ¡¿Porqué te niegas en creer que tal vez están vivos?!
- ¡Porqué sé que no lo están! - Jacob se llevó las manos a la cabeza. - Dios Nessie, sé que les echas de menos pero porque falten cosas no tienes que pensar que están vivos. ¿Quieres volver a estar tan triste como al principio? ¿Quieres no poder volver a estar más de dos minutos seguidos sin llorar? Porque eso es lo que te pasará si dejas crecer falsas esperanzas.
- Jake, no tenemos nada que perder. Podríamos buscarles, juntos...
- No. Esta es una empresa que está destinada al fracaso. Haz tú lo que quieras, pero no cuentes conmigo.
Le miré, por primera vez en mi vida, con odio. No me podía creer que él no quisiera buscarles. No podía creer que no me ayudara a buscar a su familia. Pero yo no me rendiría. Sin una palabra más salí de allí. Escuché a mis espaldas las palabras de disculpa de Jacob pero ni siquiera me paré. Seguí corriendo, rezando por poder ser igual de rápida que lo fue papá. Les buscaría, durante tanto tiempo como fuera capaz. Tenía toda la eternidad para hacerlo. Siempre había confiado en mi instinto, y siempre había acertado. Solo esperaba que esta vez no fallara.